En mayo de 2021, se produjo un trágico accidente en el servicio Alvia 4271 Madrid-Gijón, cuando el tren descarriló en la bifurcación de Galicia, cerca de la estación de León. Afortunadamente, no hubo víctimas, pero el incidente provocó un cierre del tráfico ferroviario de 10 horas y 21 minutos y retrasos en nueve circulaciones.
La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios realizó un análisis preliminar y luego abrió una investigación formal debido a la gravedad del suceso. Sin embargo, la auditoría sufrió retrasos debido a la demora en la obtención de información y entrevistas con el personal involucrado. Adif, Alstom y Sevimfe proporcionaron información de manera tardía o restringieron el acceso a ciertos testigos.
La investigación reveló que el descarrilamiento ocurrió debido a una serie de factores. Se detectaron problemas en la planificación y ejecución de obras en la estación de León y en el tramo León-La Robla. El escape en ancho mixto instalado en el desvío de la bifurcación de Galicia era una tecnología poco conocida en la zona, lo que llevó a errores y falta de documentación sobre los cambios realizados para solucionar los problemas.
A pesar de que se encontró una solución temporal para el problema del desvío, no se documentaron adecuadamente los cambios y la falta de personal competente para el mantenimiento llevó a que el tramo no fuera recepcionado por la subdirección de operaciones de Adif.
En resumen, el accidente en el servicio Alvia 4271 fue resultado de una cadena de factores, incluyendo problemas en la planificación, falta de conocimiento sobre la tecnología utilizada y errores en la documentación y mantenimiento. Estas deficiencias llevaron al trágico descarrilamiento, resaltando la importancia de una adecuada planificación, conocimiento técnico y seguimiento de protocolos en el sector ferroviario para garantizar la seguridad de los viajeros.
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